El pintor Franz Marc (1880-1916), creador del más célebre almanaque artístico del siglo XX, El jinete azul, escribió durante su movilización como soldado en la I Guerra Mundial, un año antes de ser abatido por una bomba cerca de Verdún, lo que puede considerarse su testamento filosófico. Los 100 aforismos recogen el pensamiento sobre el destino del arte y de la cultura vanguardistas de este pintor de animales, que se erige en testigo del hundimiento de Europa. «Estos pensamientos -apunta Marc- no han nacido en el taller de la modernidad, tan evocado, sino sobre la silla de montar y en medio del fragor de la artillería. Fue esta realidad estremecedora la que arrancó de la plácida vía de la acostumbrada experiencia sensible los enardecidos pensamientos, llevándolos hacia un lejano detrás, hacia una posibilidad más elevada, más espiritual que este imposible presente.»
"Utilizando sus propias rodillas como escritorio, el pintor alemán Franz Marc (1880-1916) redactó Los cien aforismos: La segunda visión, cuya esmerada edición castellana, así como las notas y el epílogo que lo acompañan, se deben a Javier Arnaldo. Marc utilizó tan incómoda postura para escribir el que es considerado como su testamento filosófico, porque se hallaba entonces movilizado en el frente como combatiente de la de la Primera Guerra Mundial, en cuyo transcurso falleció al ser alcanzado por una granada". [Francisco Calvo Serraller. El País, 21-04-01]
"Muchas son las cuestiones que Franz Marc nos plantea en este cuaderno de sus pensamientos últimos, escrito mientras combatía en el frente de la primera guerra mundial. Muchos son, además, los interrogantes que abre, sobre todo si tenemos en cuenta esta espléndida edición realizada por uno de nuestros mejores teóricos del arte, Javier Arnaldo. «Ser puro es todo», nos dice Marc, y realmente la mirada que aquí se lanza sobre la guerra es una mirada trascendente, donde se pretende adivinar el sentido último de la confrontación, el sentido espiritual de un tiempo convulso que estaba arrasando Europa". [Diego Doncel. El Mundo, 2-V-01]